Las emisiones de los vehículos suponen entre un 25 y un 40% de la polución del aire. Al mismo tiempo el cáncer de pulmón es responsable de 1.59 millones de muertes. Los compuestos provenientes de la combustión de la gasolina y diesel proveniente de esos vehículos, como el monóxido de carbono, el ozono, el benceno, los hidrocarburos policíclicos aromáticos, dióxido de nitrógeno y otros son admitidos como cancerígenos por la IARC, en el Grupo 1, además.
Existen multitud de estudios que tratan de ligar el cáncer de pulmón a la exposición a la polución del tráfico, y lo que hacen los autores es realizar un metanálisis con 36 de ellos, publicados entre 1988 y 2013 (22 de esos estudios se refieren exclusivamente a conductores profesionales). Aunque aproximadamente la mitad de esos estudios revisados no reportaron una asociación significativa, su agregación en el metanálisis sí que arroja unos resultados globales significativos. Los autores dan más importancia (lo hacen ponderando por la inversa de la varianza) a aquellos estudios donde la estimación es más fiables (intervalos de confianza más pequeños). Esto hace que no todos los estudios pesen igual a la hora de hacer un resumen de los resultados.
Este estudio aporta suficiente evidencia para hacernos ver que la polución producida por los vehículos debe ser una preocupación fundamental para la salud pública, y que hay que trabajar por reducir esas emisiones. Del mismo modo, nos debe hacer reflexionar sobre el riesgo inherente de algunas profesiones, como las de conductores de autobús, camión, etc., y si se están tomando medidas para informar a los conductores de ese riesgo y, sobre todo, para tratar de hacer algo por reducirlo.