El gas radón es un radioisótopo que tiene unos 3.8 días de vida media, y emerge del decaimiento del radio-226, que está presente en la propia Tierra y también en algunos materiales de construcción. El radón es un conocido cancerígeno y es, tras el tabaco, el mayor peligro para desarrollar cáncer de pulmón. La exposición a este gas que soportamos en nuestras casas depende, esencialmente, de dónde vivimos (algunas zonas de Galicia y de la sierra de Madrid por sus características geológicas tienen altas concentraciones de radón), de lo ventilada que esté la casa, y del tipo de casa (apartamento frente a planta baja). Se calcula que la mitad de radiación ionizante que recibimos anualmente (el radón es ionizante, como los Rayos X, por ejemplo) proviene de este gas, mientras que la otra mitad se reparte entre la radiación cósmica y la comida y las radiaciones artificiales (TAC, radiografías, etc.).
En este estudio, los autores siguen a un cohorte de población de Dinamarca de 51445 personas, durante una media de más de 13 años, para estudiar la asociación entre el cáncer de piel y la exposición a radón. Los resultados indican que esa asociación es positiva para un tipo de cáncer de piel no melanoma (BCC), pro no para el melanoma maligno (MM).
Es encomiable el esfuerzo de los autores por tratar de controlar por las numerosas variables que podrían desvirtuar esa asociación, pero aún así, sigue siendo complejo admitir estudios de este tipo cuando están basados en cuestionarios y en una medida de exposición a radón que, aunque está “validada”, se fundamenta en un modelo de regresión construido a partir de las características del hábitat, es decir, no tenemos medidas directas de exposición a radón y al más importante confusor, la radiación ultravioleta.
En cualquier caso, este artículo provee cosas interesantes; por ejemplo, la exposición mediana de la población es de 38 Bq/m3, lo que está por debajo de los niveles de 100 o 200 Bq/m3 que se recomiendan en el hogar (en mi casa, por ejemplo, un dúplex en Cartagena encuentro una media de 60 Bq/m3). El cáncer de piel es más prevalente entre las personas con un estatus socioeconómico mayor, y algunos dicen que puede ser debido a que viven en ciudades (como los autores de este estudio, y que eso hace que se expongan más). Yo no lo tengo tan claro, y espero que se resuelva esta aparente contradicción cuanto antes, porque el cáncer de piel es uno de los poquísimos cánceres cuya incidencia es mayor para las personas con mayor estatus.
En conclusión, se necesitan más estudios para arrojar luz sobre la hipótesis de que la exposición a radón afecte a las zonas de la piel no protegidas por la ropa, y que eso sea responsable de un porcentaje pequeño (menos del 5%) de los cánceres de piel, incluso en niveles bajos de exposición (20 Bq/m3). En mi opinión, este es un factor más al que debemos prestar atención para prevenir el tipo de cáncer más prevalente en el mundo, el cáncer de piel (incluye melanoma y no melanoma).