La prevalencia del asma ha aumentado de manera consistente desde hace 25 años en Estados Unidos. Existen varios factores asociados con la exacerbación de los síntomas del asma en adultos: tabaco, polución, obesidad, y dieta.
Los autores referencian varios estudios recientes que ligan el consumo de soda y bebidas azucaradas con el asma en niños. El mecanismo de actuación puede ser a través de la inflamación promovida por la alta cantidad de azúcar contenida en esas bebidas y por la presencia de benzoato de sodio, que es un conservante.
El objetivo de esta invetigación es analizar la asociación entre las hospitalizaciones por ataques de asma y el consumo de bebidas refrescantes carbonatadas (sodas).
Metodología
Los autores examinaron los datos de la California Health Interview Survey 2011-2012; telefónicamente se encuestó a 42935 personas en California, y donde se preguntaba específicamente por episodios de hospitalización por asma. Del conjunto de la muestra, 3784 personas eran asmáticas.
Al margen de obtener datos sobre la hospitalización, a los participantes se les preguntó por el consumo de soda en la última semana (como proxy a su nivel de consumo habitual), y se obtuvo información sobre otras variables de control: edad, peso, sexo, educación, tabaquismo, percepción sobre salud y raza/etnia.
Resultados e implicaciones
Una vez ajustado por el resto de covariables, se encontró una asociación entre beber más 3 o más sodas a la semana y la hospitalización por ataques de asma: OR=2.77, 95% CI (1.51 ; 5.10). Ninguna de las variables demográficas fue significativa.
Por tanto, para personas asmáticas, este tipo de productos de alimentación también incrementa la probabilidad de tener efectos negativos para su salud. Los autores recomiendan sustituir la ingesta de estos productos por frutas y vegetales, que a su vez reducen los síntomas de esta patología
Limitaciones/Comentarios
El estudio está sujeto a varias fuentes de sesgo. La primera es que se confía en el recuerdo de los participantes sobre sus hábitos de concumso de este prodcuto. La segunda es que tampoco se controla por el tamaño de las raciones consumidas, sólo sobre el número de veces que se ingieren a la semana. Finalmente, no se aporta información acerca del estilo de vida de esas personas, el nivel de aúcar cosumidor, ni del estatus socioeconómico.
Bajo mi punto de vista, estas limitaciones hacen que debamos ser cautos a la hora de interpretar estos resultados.
Cisneros, R. et al. (2016). Soda consumption and hospital admissions among Californian adults with asthma. Journal of Asthma, , doi: 10.1080/02770903.2016.1218014