Una noticia ciertamente preocupante, la que publica Paco Gómez Nadal, en El Salto; en Europa se compran alimentos de Brasil donde se han empleado varias decenas de pesticidas prohibidos por la legislación de la Unión.
Tras renovar la licencia del glifosato por 5 años más, pese a las evidencias que existen sobre su toxicidad, ahora un informe publicado por Larissa Mies Bombardi, del Laboratorio de Geografía Agraria de la Universidad de São Paulo, especifica que varios millones de toneladas de productos que anualmente se importan están tratados con pesticidas prohibidos. De todos ellos, la soja es la que ocupa el primer lugar, con 13 millones de toneladas compradas de Brasi en 2016.
El artículo firmado por Gómez Nadal relata que «la contaminación producida por estas prácticas; las intoxicaciones, enfermedades y suicidios inducidos por efecto del uso de agrotóxicos en la agroindustria (en Brasil, por ejemplo, se permite un límite de vertidos tóxicos al agua 5.000 veces mayor al de la UE); el trabajo asimilable al esclavismo que se utiliza en esos cultivos, y, lo que más nos interesa, las perversas relaciones con la Unión Europea y sus integrantes con los mercados del sur».
La autora del informe, en una entrevista publicada en 2016, indica que entre 2007 y 2014 se notificaron 1186 casos de muerte por intoxicación con agrotóxicos en Brasil, y 2181 reportes de niños intoxicados. Existe conexión, además, entre esa exposición y los intentos de sucidio en niños entre 10 y 14 años. Lamentablemente, las cifras reales son mucho más alarmantes, ya que sólo se registan oficialmente un número limitado de casos.
En Brasil se permite la fumigación aérea, igual que en otros países de la zona, lo que hace que la exposición se extienda a poblaciones más alejadas del foco agrícola.
Bombardi comenta ejemplos concretos de pesticidas prohibios en la Unión Europea, pero que se emplean en Brasil,como el acefato y el paraquat, haciendo alusión también a las presiones del poder económico para evitar legislaciones más restrictivas. Además, comenta lo que también hemos indicado en otras ocasiones, y es que los transgénicos (pese a lo que se suele vender) no disminuyen el uso de pesticidas, sólo bajan el uso de unos para subir el de otros (como el glifosato, por ejemplo).
En este artículo publicado por Thais Lazzeri, se muestra gráficamente cómo la situación de legislación en Brasil es mucho más laxa que en la Unión Europea.
La situación, por tanto, nos lleva de nuevo a cuestionar este modelo de producción agrícola, fuertemente ligado a las directrices del sistema capitalista neoliberal, en el que se permite una verdadera tormenta de productos tóxicos en ciertos lugares del mundo, pero que también llegan a territorios con legislaciones más estrictas como la Unión Europea. En este mundo global, si alguien piensa que está protegido está muy equivocado. Y lo más desolador, es que en países como Brasil, Argentina y otros, se estén viviendo los mismos episodios de exposición terrible a fumigaciones aéreas, como ocurría hace más de 40 años en Estados Unidos.
En cualquier caso, hay dos elementos importantes a tener en cuenta desde la perspectiva del consumidor; (1) No todos los productos importados llegan con residuos de pesticidas por encima del límite máximo (sólo un porcentaje pequeño); (2) Se necesitaría un mayor control de las importaciones con el fin de asegurar una estimación más fiable sobre el porcentaje de productos importados con límites inapropiados de residuos.