Las empresas, sobre todo las más grandes, intentan influir en las decisiones de los reguladores a través de las acciones de lobby. Sin embargo, falta investigar más acerca de cómo las presiones de los consumidores y organizaciones sociales influyen en esa relación entre las corporaciones y la política. Cuando se plantea boicotear a una marca y se está percutiendo sobre la reputación de una corporación debido a prácticas de dudosa ética, esto puede afectar a cómo los políticos aceptan las prebendas de esas empresas, básicamente porque piensan que esa mala imagen que se está proyectando de la corporación les puede salpicar a ellos.
Lo que los autores plantean en el estudio es que, cuando esa imagen pública se ve afectada por la presión social, los políticos actúan en consecuencia devolviendo en mayor cantidad dinero que ha sido donado por los lobbistas. Ese dinero, en forma de financiación de campañas o para los Comités de Acción Política (PAC) puede ser devuelto a esos donantes si los políticos creen que les va a salpicar la acción social en contra de la empresa.
Los grandes contribuidores a la financiación política también es más probable que aparezcan en las reuniones del Congreso para influir en la regulación. El Congreso de Estados Unidos está dividido en decenas de comités y subcomités que son encargados de recibir información y hacer el trabajo previo antes de la exposición en las sesiones públicas.
Por último, el lobby de las corporaciones puede hacer que se les favorezca en la asignación de contratos públicos. Los autores argumentan que los políticos ven con recelo tener contratos en vigor con empresas que están siendo objeto de protestas y cuya reputación decrece.
El objetivo de esta investigación es analizar si las acción social en contra de las corporaciones influyen en la relación de estas con la clase política, a través del estudio de: (1) el dinero devuelto de la financiación; (2) las apariciones en el Congreso; (3) los contratos concedidos.
Para ello, consideran además la repercusión mediática de esas protestas sociales, su relevancia pública (algunos temas son percibidos como más importantes que otros), y el estatus de las corporaciones (que es básicamente su imagen, la capacidad para ser admirado por el público)
Metodología
Los autores emplean los boicots como proxy para medir las protestas sociales. Para ello realizan un análisis de contenido de los 6 periódicos principales en Estados Unidos desde 1990 hasta 2007.
Las empresas susceptibles de ser boicoteadas fueron identificadas y se obtuvieron sus datos financieros. En total fueron tomadas 203 observaciones de boicot.
El siguiente paso fue el contruir un grupo de control con empresas que no eran amenazadas de ser boicoteadas, en analogía a un estudio caso-control en medicina. De este modo, se podía ver la evolución de la relación entre la acción política y las empresas en función de la existencia de boicots. Las empresas pertenecientes al grupo de control fueron elegidas teniendo unas características similares a las boicoteadas, y no eran estadísticamente diferentes en las variables consideradas para el análisis.
Para medir las variables dependientes se emplearon: (1) la Federal Election Comission para obtener datos sobre devoluciones de donaciones provenientes de PACs; (2) los archivos de ProQuest del Congreso para las apariciones en las reuniones de los comités; (3) el Federal Procurement Data System, para los contratos públicos.
El periodo temporal considerado para ver la influencia de los boictos fue un cuarto de año.
Resultados e implicaciones
Cuando las corporaciones son amenazadas con ser boicoteadas el porcentaje de devoluciones de fondos de financiación política se incrementan, y las apariciones en el congreso y los contratos públicos disminuyen de manera significativa. Esos resultados pueden verse gráficamente en las figuras siguientes, donde se aprecia la diferencia en evolución en los periodos subsiguientes al boicot.
Los candidatos republicanos (más conservadores) son menos proclives a devolver el dinero que los demócratas. Asimismo, las empresas con mejor imagen pública suavizaban ese efecto de los boicots sobre la acción política.
Limitaciones/Comentarios
El estudio sólo se centra en los boicots, ignorando otras formas de activismo, lo que es una limitación importante ya que numerosas campañas de organizaciones sociales no contemplan esos boicots.
Una cuestión surge también, sobre todo pensando en la posible extrapolación al caso español, y es el grado en que ciertas empresas tienen conexiones políticas a través de las puertas giratorias, y cómo ello podría condicionar ese hipotético efecto de las campañas sociales.
En cualquier caso, este estudio provee al menos un cierto apoyo a la idea de que las acciones sociales más radicales (como los boicots) producen algún efecto sobre la capacidad de medrar políticamente de las corporaciones.
McDonnel, M. H. & Werner, T. (2016). Blacklisted Businesses: Social Activists’ Challenges and the Disruption of Corporate Political Activity. Administrative Science Quarterly, doi: 10.2139/ssrn.2454702