El glifosato es un ingrediente activo numerosos herbicidas comerciales. La acción de este pesticida se basa en la inhibición de una enzima fundamental para la planta, la 5-enolpiruvil-shiquimato-3-fosfato sintetasa, que se emplea para la síntesis de aminoácidos aromáticos. Como esta enzima no está presente en los vertebrados, se ha creído durante mucho tiempo que este producto no afecta a los animales o a los humanos. Sin embargo, como bien indican los autores, la evidencia sugiere que esta afirmación es falsa.
El objetivo de esta investigación es resumir algunos de las razones por las cuales la seguridad del glifosato debería ser revisada por algunos organismos pertinentes, como la Environmental Protection Agency (EPA).
Evaluaciones de seguridad
Los autores indican que aunque el uso del glifosato ha crecido dramáticamente en los últimos 10 años, la mayoría de la ciencia empleada en el proceso de evaluación de riesgos para apoyar su seguridad se realizó hace más de 30 años. En los últimos 10 años se han publicado más de 1500 estudios sobre el glifosato, pero las evaluaciones de seguridad se basan en más de 300 estudios no publicados (no revisados por pares) de hace varias décadas.
¿El glifosato afecta a los humanos?
Según los autores, hay pocos estudios epidemiológicos que examinen el impacto del glifosato sobre las enfermedades humanas. Se han documentado enfermedades crónicas de riñón que han matado a miles de trabajadores en granjas de Sri Lanka y caña de azúcar en Centro América, que estaban expuestos a herbicidas, incluyendo el glifosato.
Otros estudios sugieren una asociación de la exposición al glifosato con el cáncer, concrretamente el linfoma no-Hodgkin.
Nuevos estudios cuestionan la seguridad del glifosato
Estudios recientes muestran que en animales de laboratorio el glifosato puede afectar el desarrollo reproductivo de ratas y peces (malformaciones). En otros estudios se muestran daños en las funciones del hígado, riñones y corazón, planteando que el mecanismo de acción pudiera estar relacionado con la alteración del flujo de iones en esos tejidos. Además, la exposición a este herbicida también se ha relacionado con daños oculares, y con la inducción de estrés oxidativo y genotoxicidad, tanto en estudio in vitro como in vivo.
Los herbicidas basados en glifosato son mezclas potencialmente tóxicas
Las formulaciones comerciales de los herbicidas son una mezcla de glifosato y de otras sustancias llamadas ingredientes inertes, que son añadidas para alterar las propiedades físico químicas del herbicida y potenciar su acción. Por ejemplo, se añaden ingredientes para mejorar la adhesión a la superficie de las plantas, o para facilitar la penetración en las paredes celulares. Esos químicos, también conocidos como adyuvantes, no son especificados por los fabricantes, es decir, la composición de los herbicidas basados en glifosato no es completamente conocida, se ocultan esos compuestos químicos.
La evidencia, según los autores, muestra que los herbicidas basados en el glifosato son más más tóxicos que el propio glifosato en sí. De este modo, los autores sugieren que los estudios que evalúan la seguridad del glifosato se hagan con herbicidas comerciales (es decir, con el glifosato + adyuvantes), y no con el glifosato sólo, ya que en el primer caso la toxicidad es mayor que en el segundo, y refleja realmente la exposición en humanos y animales.
Glifosato y cáncer
En 2015, la International Agency for Research on Cancer (IARC), vinculada a la OMS clasifico el glifosato como cancerígeno probable (Grupo 2A). Esto significa lo siguiente: (1) Evidencia limitada en humanas provenientes de estudios epidemiológicos de caso-control, incluyendo investigaciones de alta calidad reportando vínculos con el linfoma de no-Hodgkin; (2) Evidencia suficiente en animales provenientes de estudios no publicados analizados por la EPA estadounidense (diferentes tipos de tumores en ratones y ratas); (3) Evidencia suficiente y consistente de que el glifosato es genotóxico y puede inducir estrés oxidativo en humanos.
Sin embargo, en 2016, la Europan Food Safety Authority (EFSA) concluyó que el glifosato es improbable que cause cáncer en humanos. No obstante, los estudios en los que se basa la EFSA son sólo sobre el glifosato, pero no sobre el glifosato+adyuvantes, que sí fueron consideros por la IARC. Otra diferencia, siempre según los autores, es que la IARC tienen una política de control de conflictos de interés de los científicos que hacen esas evaluaciones más firme que la EFSA, que no excluye entre sus expertos a personas que han recibido compensaciones económicas de la industria química.
La Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA), que regula los biocidas en la Unión Europea, que emite informes a la Comisión Europea, la cual ha extendido su aprobación de uso unos meses más, para darle tiempo a la ECHA ha revisar de nuevo la evidencia. Mientras tanto, la Comisión Europea recomienda que se minimice su uso como herbicida en parques, jardines y patios.
Conclusiones
– El glifosato es un herbicida ampliamente empleado y su uso continúa creciendo.
– Los estudios epidemiológicos sugieren una asociación entre la exposisción a herbicidas basados en glifosato y daños en la salud, incluyendo enferemdades crónicas de riñón y algunos tipos de cáncer.
– Un pequeño número de estudios experimentales en roedores sugieren que el glifosato puede inducir cáncer.
– Los efectos de las mezclas químicas de los herbicidas basados en glifosato puede ser más tóxico el propio glifosato como componente individual.
– Los autores, en base a su revisión, concluyen que los estándares actuales de seguridad están desfasados y son insuficientes para adecuadamente proteger la salud humana y el entorno.
Vandenberg, et al. (2017). Is it time to reassess current safety standards for glyphosate-based herbicides?. Journal of Epidemiology and Community Health, doi: 10.1136/jech-2016-208463