Los pesticidas neonicotenoides son los más empleados en todo el mundo; actúan como neurotóxicos en los insectos, son aplicados tanto en la agricultura como en las ciudades para el control de plagas.
Aunque son más tóxicos para los insectos que para los vertebrados, varios estudios sugieren que la exposición crónica a estos pesticidas en dosis no agudas podrían tener relación con diversos problemas neurológicos, o de inflamación del hígado y del sistema nervioso central, además de su efecto sobre otras especies en los ecosistemas.
Estos pesticidas están contaminando las aguas de superficie y son persistentes en el entorno. El objetivo de esta investigación es analizar la presencia de neonicotinoides en agua potable que proviene de lugares donde la agricultura ha sido impactada por estos compuestos tóxicos.
Metodología
Entre mayo y julio de 2016, se tomaron muestras de agua potable de grifos en Iowa, tanto en la Universidad como en la ciudad. La Universidad de Iowa tiene una planta de tratamiento de agua potable que se sirve al campus, y que proviene del río Iowa. La ciudad tiene a su vez una planta de tratamiento que sirve a la urbe, y emplea pozos alimentados por el río Iowa, por lo que ese agua está influida por el agua de superficie.
Ambas plantas de tratamiento de agua realizan diferentes procesos de filtrado y cloración para que ese agua llegue en las condiciones de salubridad mínimas exigidas, sin embargo difieren en el uso de filtración por carbón activo, que es sólo empleado en el agua para la ciudad.
Resultados e implicaciones
En las 16 muestras tomadas en las Universidad de Iowa se encontró presencia de tres insecticidas neonicotenoides (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam). Las concentraciones fueron, respectivamente, entre 3.89 y 57.3 ng/L, entre 1.22 y 39.5 ng/L, y entre 0.24 y 4.15 ng/L. En las muestras recogidas en la ciudad, sólo el tiametoxam fue detectado en una concentración de 0.52 ng/L.
La siguiente gráfica muestra que sólo el tiametoxam disminuye sensiblemente en el proceso de tratado de agua, mientras que tanto la clotianidina como el imidacloprid persisten.
La diferencia entre la persistencia de esos insecticidas en el agua de la Universidad de Iowa es debido al empleo de carbón activo (GAC).
Los autores indican que es más que probable que en otras ciudades estadounidenses también ocurra una situación similar, cuando no se emplean esos filtros de carbón activo en el proceso de tratamiento del agua potable.
Limitaciones/Comentarios
Pese a que la figura pueda parecer que el nivel de pesticidas se incrementa a medida que pasa por las etapas del tratamiento de agua, en realidad es que no se estudia un mismo bloque de agua en todo el proceso, sino muestras que se van analizando paralelamente, de ahí esa aparente confusión.
Esta investigación es la primera que muestra la presencia de insecticidas neonicotenoides en el agua potable. Es un nuevo toque de atención de que lo que el uso indiscriminado de biocidas puede suponer de manera directa e indirecta para el ser humano.
Klarich, et al. (2017). Occurrence of Neonicotinoid Insecticides in Finished Drinking Water and Fate during Drinking Water Treatment. Environmental Science & Technology Letters, doi: 10.1021/acs.estlett.7b00081