La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenerativa que usualmente produce la muerte del paciente en un rango temporal de 1 a 6 años desde su comienzo. Aunque se han postulado varios factores de riesgo, todavía no se conoce mucho acerca de los factores de comportamiento y ambientales que se asocian con la enfermedad.
En esta investigación se analizan los efectos de la exposición ocupacional a campos electromagnéticos de baja frecuencia, shocks eléctricos, disolventes, metales y pesticidas sobre la mortalidad por ELA en una cohorte de individuos.
Metodología
Los autores emplearon una cohorte de individuos holandeses consistente en 58279 hombres y 62573 mujeres, que se entraron a formar parte en 1986, y que en aquel momento tenían una edad comprendida entre 55 y 69 años. Ese grupo de individuos fue seguido en relación a la incidencia de cáncer y a las causas de mortalidad.
Los participantes se siguieron durante 17.3 años (desde septiembre de 1986 hasta diciembre de 2003). En total 88 casos fatales de ELA se dieron en hombres y 70 en mujeres, registrados tanto como primera o segunda causa de muerte.
Los cuestionarios preguntaban específicamente por los puestos de trabajo desempeñados, con el fin de poder asignar a cada caso una ocupación relacionada con la exposición a campos electromagnéticos de baja frecuencia, shocks eléctricos, disolventes, metales y pesticidas.
Para el análisis estadístico se emplearon modelos de Cox con la edad como escala de tiempo y estatificados por sexo. Se incluyeron en el análisis diversas covariables: tabaquismo, educación, índice de masa corporal, actividad física.
Resultados e implicaciones
La exposición a campos electromagnéticos de baja frecuencia en su nivel más alto estaba significativamente asociado a un incremento en la mortalidad por ELA en hombres. Cuando ese análisis tenía en cuenta la acumulación de la exposición los resultados también eran similares (el nivel más alto de exposición estaba asociado a un mayor incremento de mortalidad por ELA que la no exposición), y con una tendencia que sugiere un patrón de respuesta a la dosis.
Ninguna de los otras variables consideradas se relacionó con la mortalidad por ELA, pese a que por ejemplo, tres metanálisis sobre exposición a pesticidas y riesgo de padecer ELA habían encontrado asociaciones positivas.
De este modo, de nuevo aparecen los campos electromagnéticos de baja frecuencia como un posible factor de riesgo, no sólo para padecer cáncer, sino enfermedades neurodegenerativas, como la ELA.
Limitaciones/Comentarios
Este tipo de estudios siempre está sujeto a la tensión entre las ventajas y los inconvenientes de emplear matrices de exposición laboral, donde es cierto que no hay sesgo en la posible respuesta del participante, pero que a su vez pueden no reflejar fielmente el tipo de exposición, o incluso la exposición real total, teniendo en cuenta otros lugares, como por ejemplo su vivienda (cercanías a un transformador o a líneas de alta tensión).
De este modo, hay que tomar los resultados con especial cautela, considerando además el bajo número de casos en el grupo de mayor exposición (un problema también que ocurre en otros estudios epidemiológicos con exposiciones a líneas eléctricas). Hay que admitir, ademas, que sólo se tiene en cuenta la mortalidad por ELA y no la incidencia de la enfermedad. Sin embargo, el tamaño global muestral y la cantidad de años de seguimiento realizados confieren a esta investigación una fortaleza. No obstante, hubiera sido más ilustrativo que los autores hubiesen hablado del nivel de exposición en términos de campo eléctrico y magnético al que se refieren cuando hablan de «nivel alto».
En resumen, un estudio que provee un indicio más de que los factores ambientales pueden estar relacionados con este tipo de enfermedades, y concretamente en el ámbito de campos electromagnéticos, que los efectos a largo plazo pueden ir más allá de su vinculación con el cáncer, y ligarse a otras enfermedades, también fatales.
Koeman, T. et al. (2017). Occupational exposure and amyotrophic lateral sclerosis in a prospective cohort. Occupational Environmental Medicine doi: 10.1136/oemed-2016-103780