En este artículo publicado en Sustainability Science, los autores realizan varias simulaciones para tratar de entender la evolución futura de la relación entre el crecimiento económico, las restricciones energéticas y el cambio climático.
El crecimiento económico, leit motiv del sistema capitalista, tiene en la crisis energética uno de sus múltiples efectos perversos. Por crisis energética los autores entienden la cada vez más costosa extracción de energía, especialmente petróleo y gas.
Como bien indican los autores, el consumo medio mundial de energía per cápita se ha incrementado casi 4 veces (de 10 a 15 veces en los países desarrollados) desde la Revolución Industrial.
El consumo de energía, a su vez, acelera el cambio climático ligado a la actividad humana. El progresivo cambio a energías renovables es, según los autores, insuficiente. La razón es que hay varios aspectos en los que las renovables tienen problemas: intermitencia, estacionalidad, asimetría en la integración espacial, menor densidad energética y más bajo retorno de la inversión que las energías fósiles, entre otros. Los autores nombran varias referencias para sostener estos argumentos, y sin entrar en más detalle comentan que simplemente todo ello reduce su potencial de sostenibiidad.
Sin embargo, el modelo actual de crecimiento lleva a un contexto de escesez energética y cambio climático, además de las numerosas consecuencias a nivel social y ecologico. Por ello, los autores realizan varias simulaciones para modelar alternativas al paradigma del crecimiento.
Metodología
Los autores emplean el Word Limits Model (WoLiM), que es un modelo de dinámica de sistemas que se enfoca sobre las restricciones energéticas y sus implicaciones para los sistemas socioeconómicos. El modelo incluye: (1) El patrón de agotamiento de recursos no renovables; (2) El reemplazo de energías no renovables por renovables; (3) La demanda de energía global bajo diferentes escenarios; (4) El potencial sostenible de las energías renovables; y (5) La concentración neta de CO2.
De forma bastante acertada, los autores recalacan que este modelo no intenta predecir el futuro, sino sólo obtener información acerca de qué futuro no es posible porque no es compatible con las restricciones físicas y dinámicas. Es la típica aproximación de la dinámica de sistemas como herramienta metodológica; sacrificar la capacidad de predicción por la estructuración de numerosas interacciones y vínculos de realimentación en un modelo sencillo y susceptible de ser sujeto a análisis de escenarios.
Los autores plantean un conjunto de escenarios posibles. Por un lado, escenarios donde se mantiene el paradigma de crecimiento y el incremento del uso del carbón ante las limitaciones del gas y petróleo (BAU, A, B). Por otro lado, un escenario donde se considera el crecimiento pero sólo hasta niveles que evitan cualquier déficit energético (C), y por último un escenario donde se lleva a cabo una transición energética, y se abandona el paradigma del crecimiento para gestionar también mejor el cambio climático (D). La siguiente tabla resume esos escenarios.
Resultados e implicaciones
Los resultados de la simulación proveen claramente los escenarios BAU, A y B como inviables, es decir, seguir bajo este paradigma del crecimiento, en un contexto de incremento del uso del carbón, ya sea de manera más liberalizada o proteccionista, produce unas consecuencias medioambiantables insostenibles.
El escenario C, donde se admite una progresiva desconexción del crecimiento para enfocare en los mercados locales y en el desarrollo regional, es posible, pero lleva también a unas emisiones de CO2 por encima de 450 ppm. En otras palabras, un excesivo proteccionismo sin atender a las consideraciones energéticas y ambientales no sería deseable, por las probables apariciones de regímenes tecnocráticos, totalitarios o mililtares.
Sin embargo, el escenario D provee la opción más deseable, donde se ponen barreras a la globalización, pero al mismo tiempo se trabaja para proteger el medioambiente. Hay un enfoque en la sostenibilidad local, descartando el consumismo excesivo y el paradigma de la competitividad (que en muchos sectores se basa simplemente en explotación laboral para rebajar costes).
De este modo, el decrecimiento es entendido como una manera de construir un sistema socioeconómico igualitario y no dependiente del crecimiento económico. Al fin y al cabo, como bien comentan los autores, el PIB (GDP, en inglés) es un índice que no dice absolutamente nada sobre el nivel de distribuciónde recursos o de bienestar social. El crecimiento por el crecimiento es simplemente una forma de acercarnos al colapso energético y medioambiental, por mucho desarrollo tecnológico que se haga patente.
Este deseable escenario implicaría que los países más desarrollados deberían reducir su PIB per cápita a la media mundial (lo que implica que los más débiles incrementarían ese PIB per cápita), y también bajar el nivel de energía empleada per cápita en un factor de 4 (los menos desarrolados podrían incremenarlo un 30%).
Para ello se considera fundamental un cambio de mentalidad en la sociedad y también una variación en las relaciones geopolíticas. Y, como concluyen los autores, ahora ya no queda mucho tiempo para implementarlo.
Limitaciones/Comentarios
Los modelos de dinámica de sistemas son útiles pero presentan la gran limitación de su capacidad predictiva. Esto lo admiten sin tapujos los autores, ya que el objetivo es entender la dinámica del sistema, más allá de dar predicciones exactas sobre su evolución.
Como usuario de esta metodología en varias de mis investigaciones, esta forma de concebirla choca con las predicciones realizadas por los resultados obtenidos. Cuando los investigadores hablamos de números (porcentajes, evolución concreta futura, factores de reducción, etc.) estamos realmente haciendo predicciones implícitas (y eso nos lleva a errar). Por eso es conveniente siempre tomar este tipo de estudios con cautela, e ir más allá de los números para enfocarnos en la evolución del sistema bajo diferentes escenarios y asunciones.
Si admitimos que el modelo que plantean los autores refleja en buena medida la realidad de la interacción entre las variables, podemos sacar en claro que es evidente que este actual modelo capitalista basado en el crecimiento es totalmente insostenible en un futuro cercano. Los autores no emplean la palabra «capitalismo», probablemente porque no necesitan recurrir a ello y para que no se malinterprete políticamente. Pero la realidad, es que el capitalismo en su visión neoliberal se identifican claramente con los escenarios BAU y A, que llevan al colapso.
Hablar de decrecimiento no debería identificarse con utopías o ideologías. Hablar de decrecimiento es simplemente hablar de la única opción posible para una mejora medioambiental y social, o al menos, para evitar una situación irrecuperable.
Así, hemos de ir hacia un descenso en la producción y consumo, a una realidad más regional y local en el comercio, a proteger las industrias nacionales, disminuir el sinsentido del transporte de mercancías debidas a la deslocalización promovida por la explotación laboral («competitividad» en costes), y plantear medidas locales y, sobre todo, globales consensuadas para una transición energética.
Capellán-Pérez,I. et al. (2015). More Growth? An unfeasible option to overcome critical energy constraints and climate change. Sustainability Science, doi:10.1007/s11625-015-0299-3