Los clusters no son más que grupos de individuos que son homogéneos en una o más características, y heterogéneos a los demás grupos o individuos, es decir, comparten algo común. El cáncer infantil es un cáncer con poca incidencia y con causas multifactoriales que incluyen la genética y el entorno. Conseguir identificar clusters es muy complejo por esa falta de potencia estadística, pero las técnicas de análisis de clusters a través del estadístico Scan son prometedoras.
Los autores encuentran un caso en la frontera de la significación estadística (p<0.06) y otro significativo (p<0.04), este último se refiere a tres niños detectados con linfoma entre 2011 y 2013. Esos niños viven muy cerca unos de otros (2 en edificios contiguos y otro a 200 metros) y comparten zona de juegos y centros de salud. Esto permite establecer comparativas ante hipótesis de contaminación. Por ejemplo, el linforma de Hodgkin se ha asociado a los trabajadores de la industria de la madera, pero en este caso ninguno de los 3 niños enfermos tiene relación familiar con ese tipo de trabajos. La contaminación con algunos virus, como el de Epstein-Barr (VEB) y el herpesvirus es otra hipótesis de trabajo.
Por el momento no hay explicación satisfactoria a las causas de este cluster, pero aún así, este artículo es interesante porque nos da otra herramienta para detectar agrupamientos espacio-temporales de casos de cáncer pediátrico que sería complicado obtener con otras técnicas de análisis de conglomerados convencionales.
Una vez identificado el cluster se abren las puertas para nuevas hipótesis sobre contaminación, como la radiación electromagnética, la contaminación alimenticia a través de partículas radiactivas, etc. Estas últimas consideraciones son una mera opinión personal, meras elucubraciones, pero que podrían tener cabida como posibles hipótesis de trabajo.