En este artículo publicado en Frontiers in Psychology, el autor aporta su visión sobre un debate intenso en la metodología en ciencias sociales; los constructos formativos.
El autor lleva la discusión entre realismo vs. constructivismo a un terreno a medio camino de ambos, lo que se denomina epistemología pragmática, o también pragmatismo epistemológico.
Un constructo es un concepto teórico que operativizamos a nivel empírico como una variable latente que es medida con indicadores observables. Los realistas piensan que ese constructo existe independiemente del observador, mientras que los constructivistas indican que puede ser simplemente una construcción en base a ciertas variables que observamos. En el primer caso, la variable latente causa cambios en los indicadores observables (reflectivos), pero en el segundo caso los indicadores observables (formativos) modifican el significado de la variable latente.
El pragmatismo epistemológico toma a esos conceptos como dependientes de la práctica social, es decir, no tienen por qué tener una existencia por sí mismos en el sentido biofísico (relacionados con ciertas conexiones cererbrales, procesos electroquímicos, etc.). Son una propiedad emergente de esos procesos biofísicos que sabemos que existe porque vemos algunas de sus manifestaciones.
Y es aquí donde está la parte más interesante de este artículo, porque el autor enfatiza que esa es precisamente la razón por la cual nunca podrían ser considerados constructos formativos, ya que si no hay manifestaciones en la realidad no hay constructo psicológico.
Un ejemplo es el estatus socieconómico (SES), una constructo claramente formativo, pero que no actúa como un constructo psicológico en sí, ya que no es una propiedad emergente de un estado mental. Sin embargo, si hablamos de «SES percibido», es decir, de cómo cada individuo percibe su nivel socieconómico, entonces ese sí es un constructo reflectivo, porque se manifiesta en comportamientos, opiniones, etc. que el sujeto hace. El constructo psicológico existe (realismo), pero depende de la interacción social (pragmatismo). Los índices y las nuevas construcciones de variables a partir de otros observables (constructivismo) y que no se manifiestan observablemente no pueden ser considerados como constructos en psicología. Este es la visión del autor.
Comentarios
En este breve artículo, el autor aporta una sencilla explicación sobre cómo debemos considerar la medición en ciencias sociales. Tal y como hemos hablado en otras ocasiones en el blog, hay un buen número de conceptos en psicología que se miden de manera reflectiva cuando son de naturaleza formativa. Pero si, como ocurre también en la mayoría de los casos, ese constructo tiene manifestaciones observables, entonces ese constructo es en sí reflectivo, pero lo llamamos formativo porque tiene otros atributos o dimensiones que lo forman, pero no son parte del mismo concepto, sino otro tipo de constructos en sí mismos.
Un ejemplo sería la satisfacción del consumidor. Decimos que es un constructo formativo porque puede formarse a través de la valoración de diferentes atributos (ej. satisfacción con los empleados, satisfacción con las instalaciones) que no tienen por qué estar asociados. Pero la satisfacción es en realidad un concepto que puede medirse de manera reflectiva, por ejemplo mediante un único ítem de satisfacción global. Es más, cada uno de los atributos también pueden re especificarse como reflectivos y medirse con uno o varios ítems. Por tanto, un constructo sería puramente formativo si es una construcción algebraica que no puede medirse de manera reflectiva, tal y como publiqué hace ya varios años (ver Martínez & Martínez, 2011).
Todos los autores debemos reflexionar mucho antes de iniciar una investigación sobre cómo vamos a medir las variables de interés. Equivocarnos en la especificación reflectiva/formativa produce un gran riesgo de invalidar los resultados.
Guyon, H. (2018).The Fallacy of the Theoretical Meaning of Formative Constructs. Frontiers in Psychology, doi: 10.3389/fpsyg.2018.00179