En este artículo publicado en Annals of Epidemiology, los autores realizan un estudio caso-control sobre la asociación entre el uso del teléfono móvil y el riesgo de cáncer de tiroides.
Como indican los autores, el cáncer de tiroides es el que más rápido crece en los Estados Unidos; su incidencia se ha triplicado desde los años 80, de 4.3 casos por 100000 habitantes a 15 casos por 100000 habitantes en el periodo 1980-2014.
Aunque se estima que es probable que ese sobre crecimiento se haya debido en parte al incremento del sobre diagnóstico, también se sospecha que factores del entorno y del estilo de vida sean también causas probables. No obstante, la radiación ionizante es el único factor del entorno que se relaciona consistentemente con el cáncer de tiroides, con especial mención a las radiografías y los TACs antes de la edad adulta.
Dado que la glándula tiroides es el órgano más radiosensible en el cuerpo humano, y está muy cercano a las zonas de mayor exposición de la radiación de los teléfonos móviles, los autores se plantean si existe una asociación entre ambas variables, pese a que la radiación de microondas es no ionizante. Además, el SAR del tiroides es mayor que el de la mayoría de los órganos, lo que de nuevo refuerza la idea de la necesidad de estudiar este posible vínculo.
Metodología
El estudio incluyó 462 casos confirmados de cáncer de tiroides, diagnosticados entre 2010 y 2011 en Connecticut, y 498 controles aleatoriamente seleccionados. Todos los participantes tenían entre 21 y 84 años.
Como es habitual en este tipo de diseño metodológico, los participantes fueron entrevistados personalmente para recoger información sobre sus estilos de vida, demografía, trabajo, dieta, y por supuesto sobre el uso del teléfono móvil. Es importante destacar que el uso de los teléfonos inalámbricos no se tuvo en cuenta.
Resultados e implicaciones
La siguiente tabla muestras los resultados principales. Como puede apreciarse, no se encontró ningún incremento de riesgo significativo ni para la muestra total, ni cuando se desagregó en hombres y mujeres, una vez realizado el control estadístico pertinente de las covariables.
Sin embargo, en algunas variables relativas al uso del móvil se observó una tendencia al incremento de riesgo que hay que considerar sobre todo en cuanto a las horas acumuladas y al uso diario y anual.
Tampoco hubo asociaciones significativas cuando se realizó ese mismo análisis por tipo de tipo histológico.

Limitaciones/Comentarios
Al margen de la no consideración de la exposición a teléfonos inalámbricos, lo cual es una limitación relevante, los autores reconocen que la mayoría de los participantes no empezaron a usar teléfonos móviles hasta los 21 años, por lo que esa exposición podría haber ocurrido tarde en términos de la ventana temporal que se maneja sobre la sensibilidad a radiaciones (ionizantes) en edades no adultas.
Las limitaciones relacionadas con el nivel de recuerdo de las variables medidas y la no consideración del tipo de marca de teléfono empleada (lo que varía la radiación) son también destacables. Además, la penetración de los smart phones en el periodo en el que el estudio fue realizado (2010-11) era mínima comparada con lo que sucede en la actualidad.
Los autores sugieren que, pese a los resultados no significativos, hay suficiente peso estadístico para justificar futuros estudios y no descartar el riesgo de asociación. Ese patrón de incremento de riesgo mostrado en algunos de sus análisis podría resultado significativo con unas decenas más de casos muestreados.
En cualquier caso, los resultados de este estudio hay que tenerlos en cuenta para realizar valoraciones globales sobre los riesgos de la radiación por microondas.
Luo, J. et al. (2019). Cell phone use and risk of thyroid cancer: a population-based case-control study in Connecticut. Annals of Epidemiology , 29, 39-45