Este es un artículo realmente interesante; más que por la evidencia empírica que muestran los autores, lo es por la revisión que realizan sobre la controversia acerca de los efectos de los campos electromagnéticos de baja frecuencia (como los de las líneas eléctricas).
En 2002 la IARC catalogó como posible cancerígeno a estos campos electromagnéticos. Exposiciones de 300 o 400 nanoTeslas incrementaban la probabilidad de leucemia en diversos estudios epidemiológicos, admitiendo que había otros en los que no se encontraba tal efecto. No obstante, el cuerpo epidemiológico que sustentaba tal consideración era importante, por lo que la IARC decidió prudentemente esta categorización. En 2007, sin embargo, en otro de sus informes, la IARC consideró que quizá no sería adecuado en base a la evidencia existente mantener esa categorización, aunque volvió a insistir en la necesidad de más estudios.
Desde entonces muchos estudios se han publicado, con diferentes resultados e interpretaciones. Los autores realizan un repaso de varios de ellos, y muestran un interesante elenco de investigaciones sobre los efectos terapéuticos de este tipo de campos electromagnéticos (incrementar el oxígeno en sangre, la circulación y el metabolismo celular, mejorar la depresión, sanar fracturas, reducir síntomas de la esclerosis múltiple, tratar la fibromialgia, etc.). En mi opinión, esto contrasta bastante con las tesis de Sam Milgram y la relación que él postula sobre la exposición a este tipo de campos electromagnéticos y el desarrollo de enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Conviene recordar, asimismo, que el hecho de que los campos electromagnéticos puedan puntualmente y controladamente ser beneficiosos, esto no tiene nada que ver con los efectos negativos a largo plazo que pueda tener una exposición permanente.
Los autores también repasan varias investigaciones que asocian la exposición a este tipo de campos con enfermedades neurodegenerativas: Parkinson, Alzheimer, Huntingnton y ELA. De nuevo la evidencia empírica es contradictoria, aunque como bien repasábamos en otros artículos descritos en este documento, sí que hay varios estudios ocupacionales donde parece que existe una asociación significativa.
Los investigadores realizan un análisis preliminar sobre los efectos de los campos electromagnéticos de baja frecuencia de 50 Hz sobre la quimiocina MCP-1. Las quimiocinas son proteínas que pertenecen a la familia de las citoquinas, y regulan la respuesta del sistema inmune (promueven las células del sistema inmunitario a un lugar de infección, por ejemplo). Después de una exposición de 24 horas a 1miliTesla (muy por encima de lo que encontramos en nuestras casas), los autores encuentran que se reduce significativamente las quimiocinas MCP-1, en su expresión en diferentes tipos de células (con algunos tipos dando resultados no significativos). Los autores concluyen que se necesitan más estudios al respecto.
CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS DE BAJA FRECUENCIA Y QUIMIOCINA
Category: SALUD Y MEDIO AMBIENTE