Los autores muestran los resultados de un estudio caso-control realizado en Italia sobre casos de leucemia detectados en niños de hasta 10 años durante los años 1998-2001. Sobre 745 casos y 1475 controles (que posteriormente fueron rebajados en función de diversas exclusiones) los investigadores estudian la asociación entre la leucemia y la exposición en casa a campos electromagnéticos de baja frecuencia.
Entrevistas a padres (con el fin de controlar por múltiples variables) y mediciones de 24-48 horas en sus dormitorios fueron empleados en el análisis. Sin embargo, los resultados no son concluyentes. No se muestran asociaciones significativas para los casos de mayor exposición (por encima de 200-300 nanoTeslas), reconociendo los propios autores que la escasa proporción de casos y controles en esos niveles de exposición condiciona los resultados.
Los autores realizan un meritorio trabajo, implementando diversos tipos de análisis de sensibilidad, y los resultados siguen siendo inconclusos. Aunque para algunos rangos de exposición se encontraron asociaciones significativas, no siguen un patrón de intensidad (es decir, para exposiciones mayores la asociación es menor). Por tanto, seguimos con mucha incertidumbre acerca de este tema.
Los autores también reconocen que, dentro de este mismo macro-estudio, ni los hábitos sobre el tabaco y la polución del aire están asociados a la leucemia, aunque sí la exposición paternas a ciertos agentes químicos, como los hidrocarburos aromáticos.
En cualquier caso, este tipo de artículos tiene un problema que no se suele comentar, y es que las variaciones de exposición no tienen porqué ser homogéneas a lo largo del año. Aunque los autores justifican que una medición de 24 es igual de exacta que una realizada en 5 días (con un estudio previo que lo sustenta), cuando la exposición en casa viene determinada de manera importante por la acometida en la urbanización (caso de las casas de planta baja), la exposición en invierno puede ser sustantivamente mayor que en primavera; cuando hay más demanda de energía la exposición dentro los hogares es variable. Tampoco se hace ninguna referencia al campo eléctrico subyacente, que puede tener valores muy altos en función de la posición de la cama. Este es uno de los grandes “misterios” que, en mi opinión, tiene la epidemiología sobre estos temas, y es el constante “olvido” de la medición del campo eléctrico.