[REVISIÓN DE ARTÍCULO] El artículo hace un interesante apunte en su inicio sobre la poca atención que se le presta a la evaluación de la toxicidad de una combinación de sustancias. Ciertamente hay un enfoque centrado en la evaluación sustancia a sustancia, pero la realidad es que se sabe muy poco de cómo afecta un cóctel de sustancias a la salud, aunque en esa mezcla las sustancias que la componen tengan una concentración por debajo de lo que se considera tóxico o peligroso.
Los autores explican el MCR (Máximum Cumulative Ratio), que es una herramienta para evaluar la toxicidad de mezcla de sustancias contaminantes. Esta herramienta es la que se emplea en esta investigación para valorar la exposición de niños dentro de las clases en las escuelas.
Los objetivos del estudio son: (a) identificar el número y tipo de sustancias en el aire dentro de las clases; (b) cuantificar el valor de MCR para cada sustancia en la mezcla; (c) clasificar esas mezclas en diferentes grupos de riesgo.
Se escogieron de forma aleatoria 25 escuelas que debían cumplir varios criterios de inclusión (no haber fuentes contaminantes cerca más allá del tráfico, y usar clases con ventilación natural). De cada una de las escuelas se seleccionó una clase.
A través de un dispositivo se monitorizaron las sustancias en cada clase, realizando 5 mediciones por día, y luego se analizaron en el laboratorio.
Existen unos niveles de referencia (RVs) para cada sustancia con el fin de establecer un límite de exposición para evitar efectos crónicos (que no tienen qué ser cancerígenos, pero sí provocar diversas patologías). Esos RVs pueden ser diferentes dependiendo de la organización o agencia estatal (OMS, EPA, etc.). Los autores, no obstante, se decantaron por el LCI (lowest concentrations of interest), propuesta por la European Collaborative Action (1997) para la evaluación de compuestos orgánicos volátiles en edificios.
El procedimiento para el cálculo de MCR es sencillo. Primero se evalúa el HQ (Harzard Quotent) de cada sustancia como un cociente entre la concentración y los niveles de referencia. Luego se obtiene un HI (Hazard Index) como la sima de todos los HQ. Finalmente, se obtiene el MCR como el cociente entre el HI y el valor máximo de HQ. Es decir, MCR es una forma de relativizar el HI en función del valor máximo de riesgo para una de las sustancias de la mezcla. Si el valor de MCR se acerca a 1, quiere decir que una única sustancia es la responsable de casi toda la toxicidad de la mezcla.
Los resultados indican que en general la calidad del aire es buena, ya que se puede clasificar para un 92% de escuelas dentro del llamado Grupo II (poca preocupación de la mezcla con respecto a la sustancias individuales y sus efectos combinados). Para el resto de escuelas, habría que centrarse en el estudio de qué sustancia produce efectos preocupantes ya sea de manera individual (Grupo I) o en la mezcla (Grupo IIIA).
Los autores se centran en este artículo en describir su procedimiento de evaluación más que en realizar un dibujo de cuáles son las sustancias más tóxicas a las que están expuestos los niños en las escuelas. En cualquier caso, que un 92% de las escuelas muestreadas tenga una calidad de aire en el interior considerada de bajo riesgo es un resultado interesante, que no puede ocultar que existen escuelas donde los niños se ven sometidos a exposiciones de aire contaminante en concentraciones preocupantes. ¿No habría de ser obligatoria que en todas las escuelas se hiciera un estudio de este tipo para evaluar la situación y buscar soluciones en caso de que haya problemas?