Los autores estudian la asociación entre la exposición ocupacional a campos electromagnéticos de baja frecuencia, los shocks eléctricos y la leucemia mieloide aguda (AML). Para ello emplean 5409 personas adultas y 27045 controles, de Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, en el lapso temporal 1961-2005.
Los resultados indican que no existe tal asociación. El estudio es meritorio dada su elevada muestra, y el análisis de los datos empleando diferentes aproximaciones y un análisis de sensibilidad. El problema está en que no hay datos individualizados sobre la exposición a campos electromagnéticos, sino que se toman de matrices de exposición, que son quizá demasiado genéricas. Como suele ser habitual en este tipo de estudios epidemiológicos, no hay ninguna alusión a los test de mala especificación de los modelos empleados.
Los autores comentan que otras investigaciones sí han postulado esa asociación, pero que su estudio supera las limitaciones de los anteriores y provee una evidencia consistente. Por tanto, se añade un elemento más de discordia entre la asociación entre campos electromagnéticos de baja frecuencia y leucemia en adultos. En mi opinión, este estudio sería casi ideal si los datos sobre exposición fueran individualizados y se tuviera más exactitud en relación a los niveles de exposición.