Recientemente Red Bull ha tenido que pagar unos $13 millones por una demanda interpuesta por un conjunto de consumidores norteamericanos que argumentaban que «no daba alas» tal y como rezaba la publicidad. Esta bebida es consumida por alrededor de un 50% de estudiantes universitarios y está asociada con numerosos comportamientos anti sociales. Los autores nombran el estudio de Howland & Roshenow (2013) al respecto: las personas que mezclan alcohol con bebidas energéticas tienen el doble de riesgo de cometer una agresión sexual o tener un accidente de automóvil.
La cantidad de cafeína presente en las bebidas energéticas puede enmascarar la percepción de estar intoxicado por alcohol, cuando se consumen a la vez, lo que a su vez puede llevar a tomar más riesgos. Sin embargo, la cantidad de cafeína que incorporan esas bebidas no tienen un efecto sobre el comportamiento de riesgo de sus bebedores, sino que son más bien quienes consumen esas bebidas personas que inherentemente buscan el riesgo.
Las bebidas energéticas han sido estudiadas en marketing por su especial predisposición a generar un efecto placebo en quien las consume. El objetivo de esta investigación es examinar ese efecto placebo cuando la bebida energética se mezcla con alcohol, desde el punto de vista perceptual, actitudinal y comportamental.
Metodología
Los autores seleccionaron 154 participantes de un conjunto de voluntarios; bebedores socaiales sin riesgo de dependencia, y heterosexuales (para analizar su actitud hacia las mujeres). Además el BMI tenía que estar entre 18 y 25, con el fin de limitar la heterogeneidad en la intoxicación real por alcohol. Se les pagó al menos 10 euros por su participación, que incluía un cóctel de una bebida alcohólica y otra energética. Esta fue una forma de enmascarar el objetivo real de la investigación (que de otro modo hubiera sesgado las conclusiones).
El cóctel estaba compuesto por 6 cl de Vodka 40%, 8 cl de Red Bull y 16 cl de un néctar de fruta. Después de 15-20 minutos de su consume la tasa de alcohol en sangre sería de unos 0.045 g/dL.
Antes de que bebieran el cóctel los participantes se asignaron aleatoriamente a 3 condiciones experimentales que manipulaban la etiqueta que describía la bebida: (1) «Vodka-Red Bull cocktail», (2) «Vodka cocktail»; y (3) «Exotic fruits cocktail». Después de unos 30 minutos, tenían que completar una serie de tareas en un ordenador.
En esas tareas se medía la agresividad sexual, a través de la escala de Ariely & Loewesnstein (2006). También la auto confianza, tras visionar varias fotos de mujeres atractivas, y la intención de tomar riesgos con la escala Ballon Analogue Risk Task (medir los intentos de inflar un globo virtual que explota aleatoriamente y cuando lo hace el jugador pierde el dinero acumulado).
Asimismo se midió la capacidad percibida para conducir, el nivel de intoxicación percibida y su creencia en que las bebidas energéticas incrementan la intoxicación por alcohol. Finalmente se midieron variables sociodemográficas y se evaluó la concentración de alcohol en sangre un con dispositivo electrónico.
Resultados e implicaciones
La etiqueta afectó significativamente la percepción de la presencia de la bebida energética, y todos los participantes pudieron identificar la presencia de alcohol, aunque el sabor del cóctel era eminentemente afrutado. Se colapsaron las condiciones experimentales (2) y (3) como grupo de control.
Para los sujetos con alta creencia de que las bebida energética incrementa la intoxicación por alcohol la percepción de esa intoxicación fue significativamente mayor. De este modo, esa expectativa actúa como factor moderador.
Las diferencias en cuanto a la asunción de riesgos, auto confianza sexual y el tiempo de espera para conducir también fueron claras; aquellos que bebieron el cóctel en el que la etiqueta ponía «Red Bull» tenían significativamente mayores valores en las escalas de medición.
Sin embargo, no se encontraron resultados significativos sobre la variable que medía el comportamiento sexual agresivo.
De este modo, este estudio muestra que las personas que creen que las bebidas energéticas incrementan la intoxicación por alcohol, y que a su vez piensan que beber alcohol convierte a las personas en más impulsivas y desinhibidas tienen actitudes e intenciones de comportamiento dependientes de si la bebida es etiquetada como energética o no. Es decir, se muestra un efecto placebo producido por el tipo de producto consumido.
En consecuencia, y contrario a otras investigaciones, este estudio sugiere que la bebida energética no enmascara la intoxicación por alcohol, sino que incrementa su percepción a través del efecto placebo.
Los autores recomiendan que las autoridades tomen nota de estos resultados a la hora de regular la publicidad de estas bebidas y también de su etiquetado, ya que estos no deben restringirse sólo al posible daño de sus ingredientes (como el azúcar) sino sobre los efectos psicológicos de su consumo.
Limitaciones/Comentarios
Se necesitan replicaciones pero el estudio muestra una evidencia más sobre la presencia de este efecto en productos de consumo y cómo la publicidad de las marcas afecta a la percepción del rendimiento de esos productos.
Los autores proporcionan muy poca información sobre la validación de su modelo estadístico; deberían haber mostrado test de mala especificación.
Cornil, Y. et al. (2017). Does Red Bull give wings to vodka? Placebo effects of marketing labels on perceived intoxication and risky attitudes and behaviors. Journal of Consumer Psychology, doi: 10.1016/j.jcps.2017.03.003