Los contaminantes orgánicos persistentes (en inglés, POPs) son disruptores endocrinos que provocan desregulación metabólica. Los autores muestran referencias de experimentos en animales donde la alimentación con productos contaminados con estas sustancias provoca obesidad y resistencia a la insulina.
También nombran investigaciones en humanos donde se muestra que la exposición a varias de estas sustancias (PCBs y pesticidas organoclorados) estaba asociada con resistencia a la insulina, pre-diabetes y diabetes.
Sin embargo, la relación entre las concentraciones de este tipo de productos y diversas enfermedades puede ser más compleja. Los autores nombran un estudio en que la forma de la asociación era de U invertida, lo que indicaría que habría un efecto perverso a bajas dosis, y una especie de efecto inhibidor a altas dosis.
El objetivo de este estudio es analizar la asociación entre las concentraciones en sangre de los POPs de individuos expuestos entre 1987 y 1988 y la desregulación de la glucosa sobre los siguientes 23 años.
Metodología
Se recogió una muestra aleatoria de casos y controles del estudio CARDIA, que comprendía varios miles de participantes. Los casos eran personas que habían desarrollado altos niveles de glucosa (>125mg/dl) después de 2 o más seguimientos tras 5 años de comenzar el estudio.
Se midieron 55 diferentes POPs: 9 pesticidas organoclorados, 35 PCBs, 10 PBDEs, y 1 PBB. De ellos, se seleccionaron 32 que tenían al menos un 75% de valores por encima del límite de detección, y se creó un índice que resumía la concentración global en sangre. Diversas covariables se tuvieron también en cuenta para ajustar los análisis.
Resultados
Las concentraciones en sangre de pesticidas organoclorados y PCBs estuvieron positivamente asociadas con medidas del decrecimiento de la sensibilidad a la insulina, con un patrón claramente dirigido por la edad, tanto para individuos con diabetes como para los que no tenían la enfermedad.
Implicaciones
Los compuestos orgánicos persistentes siguen estando activos varios años incluso después de la prohibición de su uso. Los ingerimos en la dieta y se acumulan. Muchos de ellos no están prohibidos y forman parte de nuestro entorno. Se acumulan en nuestro cuerpo y los efectos aparecen sobre todo al pasar los 40-50 años, siendo significativo ese efecto en la interacción con la edad. Por tanto, no puede decirse según esta investigación que sea la edad la responsable de esos problemas de resistencia a la insulina, sino que existe una asociación con la exposición a este tipo de tóxicos en la infancia y juventud.
No se encontraron evidencias que apoyaran una forma no linea de la curva (U invertida), por lo que se intuye que a mayores exposiciones peores van a ser los efectos.
Es otra muestra más del daño potencial que los pesticidas organoclorados y los PCB pueden hacer a pequeñas dosis por su efecto acumulado.
Limitaciones
Como bien indican los autores la muestra no es grande (180 individuos), pero el hecho de poder hacer un seguimiento (datos longitudinales) cubre parte de esa limitación el no obtener una simple foto, sino una película de la tendencia en las sucesivas mediciones.
Suárez-López, J. R. et al. (2015). Persistent organic pollutants in young adults and changes in glucose related metabolism over a 23-year follow-up. Environmental Research, 137, 485-494, doi: 10.1016/j.envres.2014.11.001