En el embarazo la radiación electromagnética puede interactuar con el feto y resultar en problemas de desarrollo. A pesar de que los autores citan numerosas referencias de investigaciones que reportan el riesgo para los seres humanos de la exposición a este tipo de radiación, reconocen que todavía los datos sobre estos efectos son escasos y conflictivos.
Las sustancias reactivas al oxígeno (ROS) se producen en muchas funciones fisiológicas e inducen daños en las células a través del estrés oxidativo. Según los autores, el cerebro es más sensible al daño oxidativo. Además, la radiación electromagnética induce toxicidad hepática.
Las ROS son controladas y «limpiadas» por antioxidanes como el glutatión peroxidasa, una enzima que se encarga de convertir el peróxido de hidrógeno en agua. La vitamina E es otra molécula que puede eliminar los radicales libres dentro de las células y plasma, y es probable que actúe de manera sinérgica con la vitamina C.
La absorción de radiación electromagnética en los tejidos depende de las propiedades dieléctricas de éstos y de su conductividad. La conductividad eléctrica se incrementa durante el embarazo debido a un mayor contenido de agua, por lo que es posible que esto haga más sensible a las mujeres embarazadas a la exposición a este tipo de radiación.
El objetivo de esta investigación es analizar el efecto de la radiación Wi-Fi (2.45 GHz) sobre el daño oxidativo en el cerebro e hígado de ratas durante el embarazo.
Metodología
Se emplearon 16 ratas albinas y sus 48 recién nacidos. Los animales fueron mantenidos en cajas individuales en un entorno libre de patógenos y a una temperatura entre 20 y 24 grados, con exposición a la luz entre las 08:00 y 20:00.
Las ratas fueron expuestas a radiación electromagnética durante el embarazo y tanto ellas como sus 48 crías fueron aleatoriamente divididos en dos grupos de 24 unidades, uno de ellos el grupo de control y el otro el experimental. En el grupo de control, por tanto, estaban 8 madres y 24 recién nacidos que fueron sometidos a una exposición fantasma de 60 minutos al día desde el embarazo hasta las 3 semanas de vida de las crías, durante 5 días a la semana. En el grupo experimental esa exposición fue obviamente real, a una frecuencia de 2.45 GHz y en las mismas condiciones que el grupo de control.
La frecuencia fue pulsante a 217 Hz, con una intensidad de 11 V/m (unos 320000 microW/m2), lo que produce un SAR de 0.1 W/kg. La distancia de la antena a la cabeza de las ratas fue de 25 cm.
Las ratas fueron anestesiadas y posteriormente decapitadas, analizando sus cerebros e hígados. Se midieron el glugatión reducido (GSH), el glutatión peroxidasa (GSH-Px), retinol, beta-caroteno, vitamina C y vitamina E. Además, se estudió la peroxidación de los lípidos.
Resultados e implicaciones
En relación a la peroxidación de los lípidos los resultados muestran que tanto en el cerebro como en el hígado las ratas expuestas al Wi-Fi tenían significativamente unos niveles más altos.
En cuanto a los resultados en el glutatión, el grupo expuesto obtuvo significativamente menores niveles, tanto en el cerebro como en el hígado de GSH-Px, y menores niveles de GH en el cerebro. Las concentraciones de retinol, beta-caroteno y vitamina C fueron menores en el cerebro de las ratas. En el hígado los resultados fueron similares, a excepción de que no se encontró variación significativa en la vitamina C.
En conjunción estos resultados alertan de que la exposición a la frecuencia característica del Wi-Fi a niveles muy por debajo de los permitidos por la legislación (que sólo consideran efectos térmicos) induce daño oxidativo en el cerebro e hígado de animales de ratas recién nacidas.
Limitaciones/Comentarios
La muestra de animales es ciertamente reducida, y los autores no comentan la posibilidad de realizar un ajuste estadístico de comparaciones múltiples que, aunque controvertido para cierto sector de investigadores, al menos habría dado un dibujo alternativo de los resultados y estimulado el debate.
Hay un error en la Tabla 1 del artículo en cuanto a los niveles de vitaminas en el grupo de control y experimental (parece que se han cambiado), ya que el comentario de los autores en el artículo es diferente, aunque no ha habido ningún erratum publicado, lo que hace que sigamos con especial atención la evolución de este artículo en el futuro.
Queda demostrado, una vez más, que las radiaciones no ionizantes producen efectos biológicos más allá de los efectos térmicos, incluso a niveles de energía por debajo de los permitidos. Urgen más investigaciones al respecto y, sobre todo, regular con mucha más determinación.
Celik, O. et al. (2016). Oxidative stress of brain and liver is increased by Wi-Fi (2.45 GHz) exposure of rats during pregnancy and the development of newborns. Journal of Chemical Neuroanatomy, 75, 134–139. doi: 10.1016/j.jchemneu.2015.10.005