Los autores comienzan el artículo alertando sobre que el proceso de clasificación de las enfermedades en pacientes que visitan las urgencias en los hospitales de Canadá tiene errores. El diagnóstico a veces se hace de manera poco precisa y cuando el profesional encargado de codificar la enfermedad lo hace, acaba en una categoría diferente a la que le corresponde.
Esas categorías vienen catalogadas en el ICD-10 (Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems), una herramienta que muchos investigadores empleamos para realizar estudios epidemiológicos.
El objetivo de esta investigación es analizar la validez de la categorización de la embolia pulmonar (PE – en siglas en inglés-) en los datos de urgencias hospitalarias. Recordemos que la PE es una enfermedad grave, que puede conducir a la muerte, y que tiene síntomas como el dolor pectoral, palpitaciones o disnea (ahogo, dificultad para respirar), entre otras.
Metodología
Los datos se obtuvieron de la Alberta Health Services, en Canadá ,en la zona de Calgary, proveniente de 4 hospitales que cubrían alrededor de 1.2 millones de personas. Los investigadores eligieron pacientes mayores de 18 años y que visitaron las urgencias entre julio de 2013 y enero de 2015.
Para estudiar la validez de la codificación los autores accedieron a las notas clínicas de los médicos y sus diagnósticos. Aquellos pacientes que eran codificados dentro de la categoría de PE del ICD-10 (en este caso las subcategorías I26.9 e I26.0) tras un diagnóstico congruente eran considerados como “aciertos positivos”. Sin embargo, aquellos pacientes que no eran diagnosticados con PE pero no eran codificados como tal se consideraron “falsos positivos”. Además, los autores identificaron “falsos negativos (no codificados como PE pero que sí tenían la enfermedad), y “aciertos negativos” (pacientes codificados correctamente como no sufridores de embolia pulmonar).
La muestra total la compusieron 479937 pacientes, de los cuales 1453 (0.30%) fueron codificados como PE.
Resultados e implicaciones
Los resultados pueden resumirse de la manera siguiente:
Aciertos positivos: 82.31 % (1196 de 1453)
Aciertos negativos: 99.94% (478110 de 478367)
Falsos positivos: 17.69 % (257 de 1453)
Falsos negativos: 0.06% (117 de 1453)
La sensibilidad de la codificación fue del 91% (1196 aciertos sobre 1313 casos reales de PE). Y un dato más interesante aún si cabe y que no se comenta en los resultados es que el nivel de aciertos reales sobre el total de codificados con PE fue de 90.3% (1313 de 1453)
De este modo, es necesario implementar estrategias para minimizar los errores de codificación. Los autores recomiendan que los médicos hagan un diagnóstico más explícito y menos vago para que el profesional que codifica la enfermedad no erre.
Limitaciones/Comentarios
Al margen de la certificación de que los datos provenientes de los códigos ICD-10 tienen un no despreciable error de medida, esta investigación plantea otras cuestiones importantes sobre la validez de diversos estudios que emplean estadísticas de PE.
Por ejemplo, en 2016, tuve la oportunidad de participar en una investigación publicada en Medicine & Science in Sports & Excercise acerca del riesgo de embolia pulmonar de jugadores de baloncesto profesionales en relación a dos poblaciones en Noruega y Minnesota. Si admitimos que el nivel de aciertos reales de la codificación se puede extrapolar a esas poblaciones (es una suposición ciertamente sujeta a discusión), entonces la tasa anual por 1000 habitantes sería un poco más pequeña de lo estipulado (corregida por el factor 0.9), por lo que los resultados de los test estadísticos sobre la diferencia en la incidencia con la NBA y la Liga ACB no se vería afectada (el tamaño de efecto sería todavía mayor). En este caso los datos de las poblaciones de Minnesota y Noruega serían una sobre estimación (pequeña, eso sí) de los casos reales.
Bajo mi punto de vista, una de las conclusiones que saco de este artículo es que parece prudente realizar simulaciones con diferentes datos de incidencia de enfermedades suponiendo errores de codificación tanto a la alta como a la baja. Los análisis de sensibilidad son, de este modo, ineludibles.
Burles, K. et al. (2017). Limitations of pulmonary embolism ICD-10 codes in emergency department administrative data: let the buyer bewar. BMC Medical Research Methodology, doi: 10.1186/s12874-017-0361-1