Hemos hablado en otras ocasiones en este blog sobre las explicaciones psico sociológicas del comportamiento humano, incidiendo sobre las formas de control social por parte del poder (empleando la perversión del lenguaje y otras técnicas de manipulación), las herramientas básicas de persuasión e influencia social, y el efecto placebo.
Una de los rasgos más característicos que nos suelen llamar la atención es la aceptación de argumentos que son a nuestro entender completamente falsos, pero que son tomados como verdad por otras personas. Es cierto que el sesgo de confirmación explica en parte estas situaciones, pero aún así se muestra quizá insuficiente para todas las posibles variantes observadas. Una persona puede saber o sospechar que le están mintiendo pero aceptar ese mensaje como verdad, es decir, detectar el engaño pero no tomarlo como tal. En este sentido, el interés no radicaría conocer como se descubren esas mentiras (ej. Novotny, 2017), sino en explicar el mecanismo por el que se aceptan como verdad.
En este post vamos a hablar de manera relajada de cómo se podrían explicar estos comportamientos haciendo una analogía con algunos postulados de mecánica cuántica, concretamente de la aplicación de la ecuación de Schrödinger y el efecto túnel. El objetivo es también explicar de forma sencilla (probablemente demasiado simplista) aplicaciones de la física cuántica, con el fin de hacerlas más entendibles usando la analogía con el comportamiento humano.
La ecuación de Schrödinger
Vamos a emplear la notación propuesta en Tipler & Mosca (2010), y también parte de sus explicaciones, que describe el comportamiento de partículas elementales, y que se basa en la energía de las partículas y en la función de onda, función que es una solución de esa ecuación.
Para el caso de una onda estacionaria, la ecuación de Schrödinger es:
donde es la energía potencial,
es la energía total de la partícula, y donde también aparece la constante de Planck
, la masa
de la partícula y la función de onda
.
es clave porque representa la interacción con el entorno, y de su valor y su relación con la energía total va a depender la solución de la ecuación.
El cuadrado de la función de onda refleja la probabilidad de encontar la partícula en el espacio . Por tanto, las energías que den solución a la ecuación deben satisfacer la condición de normalización de la función:
El escalón de potencial
Vamos a considerar una partícula de energía que se mueve en una región del espacio donde existe un escalón de potencial
de la forma siguiente:
Como esa partícula tiene una función de onda asociada, al chocar contra el escalón de potencial, existirá una probabilidad de reflexión y otra de transmisión. Esa probabilidad depende de la relación entre y
. Cuando
la probabilidad de reflexión es máxima, aunque la función de onda penetre un poco en la región
.
Sin embargo, cuando la probabilidad de reflexión
puede calcularse de la manera siguiente:
Siendo el número de onda de la onda incidente y
el número de onda de la onda transmitida. La probabilidad de transmisión
, será por tanto:
El efecto túnel
Consideremos ahora que la barrera de potencial tiene una anchura que es finita, y por tanto el escalón de potencial se expresa así:
Cuando hay también una probabilidad de transmisión y de reflexión. Es decir, la onda es como si pudiera atravesar la barrera y continuara después con menor amplitud. Por tanto la función de onda es una superposición de estados (reflejado y trasmitido). La probabilidad de transmisión
, será en este caso:
siendo:
Como indica Tipler & Mosca (2010), la probabilidad de penetración de la barrera disminuye exponencialmente con el espesor de ésta, y con la raíz cuadrada de la altura relativa de la barrera
Más explicaciones divulgativas sobre el efecto túnel pueden encontrarse Cuentos Cuánticos y en La Ciencia de la Mula Francis.
La barrera de potencial mental
Podemos hacer un ejercicio de imaginación y postular que la teoría de la consistencia cognitiva supone la construcción de una barrera de potencial mental, por la cual los mensajes que llegan en forma de una señal ondulatoria «chocan» contra esa barrera y son asimilados (transmitidos) o no asimilados (reflejados) por los individuos. Siguiendo la jerga cuántica el mensaje puede asimilarese o reflejarse con una probabilidad. Esa barrera de potencial representa la capacidad humana para discernir entre la verdad y la mentira.
Lo curioso de la mente humana es que la capacidad de penetrar esa barrera de potencial cambia en función de la naturaleza de la fuente emisora. Y es algo que también ocurre en la cuántica si esa onda describe partículas con diferente masa. Por ejemplo, la masa de un electrón y de un protón difieren (un protón es casi 2000 veces más masivo que un electrón), y la masa condiciona condiciona la probabilidad de transmisión , asumiendo el resto de factores iguales.
Lo que sucede es que no todos los factores son iguales, porque la relación entre las masas también afecta a . Recordemos que la energía cinética
y
: de ambas partículas es:
Por tanto, si llamamos:
Entonces, dado que la energía fuera de la barrera de potencial es sólo energía cinética:
De este modo, si , por lo que
, y entonces:
, es decir, existe mayor probabilidad de que la onda con menos masa traspase la barrera de potencial.
Si nos trasladamos a la psicología, y ahora la masa suponemos que es la desconfianza en las características del mensaje debido a la fuente emisora, entonces cuando más desconfianza menos probabilidad hay de que el mensaje se «cuele» por la barrera mental.
Sin embargo, cuando el mensaje proviene de una fuente confiable, con la que nos sentimos identificados, y que dotamos de credibilidad, aunque el mensaje no tenga la «energía» necesaria para traspasar la barrera mental que distingue lo veraz o que favorece nuestros intereses, con respecto a lo falaz o a lo que nos desfavorece, la probabilidad de que lo asimilemos en su forma original es mayor. Decae la amplitud (intensidad) pero las características del mensaje permanecen. Eso es lo que nos dice el efecto túnel si lo aplicamos de este modo.
Por tanto, aunque un mensaje sepamos que es mentira o que el comportamiento que aliente nos desfavorece, y por ello no traspasa nuestro mecanismo de defensa mental (barrera de potencial) aún así existe una probabilidad de que lo asimilemos como cierto o como que nos va a beneficiar en la medida en que sea más confiable, que provenga de una fuente más creíble.
La distribución de la anchura de la barrera de potencial
Hemos visto que:
Por tanto, cuanto más grande sea menor va a ser la asimilación de la onda. Esto es lógico, ya que podemos imaginar que cuando más ancha sea nuestra defensa, menos posibilidad hay de que aceptemos el engaño.
El problema es que, desafortunadamente, esa anchura no sigue una distribución normal en poblaciones poco cultas, insuficientemente formadas y mal informadas, sino que se asemeja más a una distribución power law. Es decir, existe un gran número de personas con una estrecha barrera, mientras que el número de personas con barreras anchas decae no linealmente. Las distribuciones power law pueden tener una forma similar a la siguiente gráfica:
Bajo este supuesto, los mensajes infames, falaces, o que animan a las personas a actuar de una manera que les perjudica, tienen una mayor probabilidad de ser asimilados por una gran parte de la población.
Las claves de la manipulación
De este modo, hemos dado con dos de las claves para el control social y la manipulación de las masas.
En primer lugar, intentar conectar con ellos de algún modo por el que disminuya la desconfianza o se incremente la sentida hacia sus oponentes. Como vimos en otros posts, la apropiación de símbolos (ej. banderas), y de valores que forman valores profundos de identidad individual (ej. religión, familia), conlleva una mayor probabilidad de «conexión» con la fuente emisora. Y la exaltación del dualismo es una manera de «desconectar» con los oponentes.
En segundo lugar, mantener a la población en un alto grado de incultura, desinformación y con baja capacidad crítica. Bajo estas circunstancias es de esperar que la anchura de barrera de potencial sea más pequeña.
Así, para los mensajes en los que la gente percibe conscientemente que son falaces, manipuladores o que aceptarlos les perjudica, existe una probabilidad de que se asimilen por efecto túnel, y esta es creciente dependiendo de esas dos claves comentadas.
Unos agentes facilitadores
La repetición de los mensajes también juega un papel fundamental, ya que en la medida en que lleguen más ondas (mensajes) a esa barrera de potencial, mayor va ser la asimilación a largo plazo. Este hecho incide en la fluencia, o facilidad con la que los mensajes son procesados y recuperados (recuperamos con más facilidad lo que nos es más familiar). La intervención de las neuronas espejo como forma de aprendizaje y socialización también es relevante. La publicidad, como forma de persuasión, basa gran parte de su eficacia en esos dos simples conceptos: repetición (fluencia) e imitación (aprendizaje/socialización).
Todos podemos comprobar lo que acabo de explicar con un hecho cotidiano como es el detestar una canción, odiar una melodía, pero que hemos escuchado tantas veces y la hemos visto nombrada o cantada en boca de otros que al final estamos en casa o en el coche y nos damos cuenta de que tenemos el estribillo en nuestra cabeza o incluso la tarareamos.
Otro ejemplo sería cuando otra persona niega hasta la extenuación una evidencia aparentemente incontestable para uno mismo, y que otras personas empezaran a sembrar cierto atisbo de duda. Pese a lo incontestable de esa evidencia, la repetición y la imitación facilitarián la asimilación del mensaje falaz.
Conclusión
La irracionalidad es una característica inherente al comportamiento humano, pero a veces nos sorprendemos cuando constatamos que las personas aceptan ideas totalmente falaces o que les perjudican gravemente, aún cuando son conscientes de ello, o al menos tienen fundadas sospechas.
A través de una analogía con el efecto túnel, uno de los sucesos más curiosos de la mecánica cuántica, hemos argumentado que es posible postular una explicación sobre ello basándonos en conceptos fundamentales de psicología y sociología, como son la consistencia cognitiva, la identidad, la credibilidad de la fuente, la capacidad crítica, la fluencia o al aprendizaje.
Desde el punto de vista del poderoso, la clave estriba en establecer lazos de identidad profundos con los individudos (por ejemplo, empleando símbolos) y mantener a la población en una situación de pobreza intelectual. En esta situación, las mentiras más evidentes pueden ser asimiladas. Y si esas mentiras se repiten continuamente y se comienzan a aceptar por una parte del grupo la difusión global se hace mucho más probable. El control de los medios de comunicación de masas es capital.
Para protegernos de esta manipulación, debemos admitir que valoramos los mensajes en función de la fuente emisora, pero también que si tenemos una alta formación y capacidad crítica, la probabilidad de que los asimilemos será extremadamente baja. Esa gran barrera de potencial mental se tornará prácticamente infranqueable ante la impostura y la perversión.
No sé si Schröginger estaría de acuerdo con este post, pero supongo que a él le gustaría que a día de hoy la mente de las personas fuera menos proclive a asimilar mentiras, y a actuar en contra de sus propios intereses por culpa de la manipulación de los mensajes.