Los autores repasan varios artículos en las que se asocia el ser más alto con una mayor longevidad, un menor riesgo de problemas en el embarazo y de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, pero un mayor riesgo en ciertos tipos de cáncer (colorrectal, mama y ovarios, páncreas y próstata). También está asociado a una mejor educación e ingresos. Aunque es obvio que la estatura tiene un importante componente genético, la nutrición y las condiciones del entorno juegan un papel fundamental.
El objetivo de esta investigación es analizar la tendencia en la estatura desde 1896 hasta 1996 en 200 países.
Metodología
Los autores revisan 1472 estudios que midieron la estatura de más de 18.6 millones de personas en 200 países, nacidas entre 1896 y 1996.
Resultados e implicaciones
La estatura de la población mundial ha crecido de manera heterogénea en los diferentes países del mundo. Una muestra de esa heterogeneidad es que la diferencia en promedio de estatura entre las poblaciones más altas y más bajas es de 19 centímetros en hombres y de 20 en mujeres.
Los resultados por países pueden verse en los siguientes gráficos.
Ese diferencial de 20 centímetros podría incrementar el riesgo de cáncer entre un 20 y un 40% pero bajar el resigo de mortalidad por enfermedad cardiovascular alrededor de un 17%.
Limitaciones/Comentarios
Aunque no es el objetivo principal del artículo, se debería comentar con más calma las consecuencias de esta tensión existente entre tener una menor probabilidad de enfermedad cardiovascular pero una mayor probabilidad de desarrollar cáncer, y cómo esto afecta a la relación general entre la estatura y la esperanza de vida. Ciertamente los autores argumentan que los más altos viven más en promedio pero existen otras investigaciones que podrían sugerir que no está tan clara esa asociación.
NCD Risk Factor Collaboration (2016). A century of trends in adult human height. eLIFE, doi: 10.7554/eLife.13410