Jim Keady realiza una reflexión digna de comentar, acerca de la campaña de Nike para conmemorar el 30 aniversario de su tagline «Just do it».
Nike ha empleado al ex jugador de la NFL Colin Kaepernick, quien en 2016 se arrodilló mientras sonaba el himno americano, como acción de protesta contra la brutalidad policial y el racismo que todavía hoy atraviesa las entrañas de ese país.
Otros jugadores le siguieron, y se abrió un gran debate en Estados Unidos, donde una parte de la opinión pública tachó a Kaepernick de anti-americano (Trump entre ellos).
Desde entonces el jugador está sin empleo; ningún equipo profesional lo ha fichado, y él piensa que hay una conspiración en la liga para no hacerlo debido a su acto de rebeldía.
Y ahora ha accedido a ser uno de los deportistas con los que Nike celebra su aniversario, con una frase que bien resume lo que en realidad ha sucedido: «Cree en algo. Incluso si ello significa sacrificarlo todo».
Jim Keady, de quien ya hablamos con detalle en nuestro monográfico sobre Nike, plantea una interesante reflexión. ¿Debe Kaepernick trasladar también su lucha a defender los derechos de miles de personas esclavizadas en las fábricas de Nike?
Keady presume (y no le falta razón) de ser el único deportista que plantó cara a Nike, al no querer llevar ninguna prenda de la marca cuando era entrenador en la Universidad de St. John. Eso le costó el puesto, y después realizó una incansable labor de activismo, viajando a Indonesia y documentando las condiciones deplorables que vivían allí los trabajadores de Nike.
Ahora Keady piensa que quizá sería pedir demasiado a Kaepernick extender su protesta por la defensa de la dignidad laboral. Si así lo hiciera, nunca debería prestarse a esta campaña de Nike.
Keady, por el contrario, pone el foco en la marca de Oregón, diciendo sin tapujos que todo es «para vender más zapatillas». Pues sí, ciertamente, esas acciones de marketing «con causa», están encuadradas en la planificación global de marketing de la compañía. Se trata, como dice Keady, de vender más. Y los que aún creen que este tipo de empresas tienen «alma» y «conciencia», probablemente no conocen con suficiente detalle su historia.
Hace pocos meses comentábamos algo parecido en relación a LeBron James. ¿Por qué hay deportistas que hacen acciones sociales loables pero no se atreven a poner el foco en las marcas que los visten? Eso sí que sería una verdadera revolución.
Algunos piensan que a Nike esto le puede perjudicar, porque al contar con Kaepernick se ha ganado la antipatía de un sector de «patriotas» que consideran un crimen más importante arrodillarse ante unos acordes que ver pisoteados los derechos más fundamentales por tener un color de piel más oscuro. Nike siempre se ha posicionado como rebelde, por lo que está dentro de sus valores; están como pez en el agua.
Sin embargo, la cuestión subyacente que parece plantear Keady sigue sin respuesta. ¿Cuánto debemos pedirles a estos deportistas en cuanto a compromiso social? Seguramente hay que pedirles mucho más, incluso a estos que se atreven a alzar la voz. Seguimos esperando deportistas valientes. Cientos de miles de personas que dejan la vida haciendo sus camisetas y zapatillas también.